Ya estamos de vuelta de las vacaciones y qué mejor manera de
comenzar que con el antiguo oficio de contar historias. Un oficio el de
escribir que, como el de ser árbol, jardinero, albañil o equipo técnico de un
taller de empleo, se "Verá" siempre compensado con un buen abrazo...
Relato cortesía de nuestro alumno de jardinería Enrique
Valbuena Abenza.
EL ABRAZO DE LOS ÁRBOLES
- Dime mi reina ¿cómo es el amanecer que tenemos hoy?
-Mi rey, el sol lucha por despegarse de las peñas de la cumbre de nuestro
cerro.
-¿Tiene pereza?
-Mucha, como todos los días, pero se agarra a las nubes que hay más arriba para ayudarse.
-Muy cuco él. Cuéntame ¿cómo es el aire que sopla del Este y que tus ramas no me dejan sentir?
-Fresquito. Se nota que estamos en invierno.
-Otro invierno a tu lado mi amor, ya serán más de cien.
-Algunos más si terminamos este.
-¿Si terminamos este has dicho?
-Eso mismo he dicho.
-¿Y por qué no habríamos de ver la primavera?
-Ayer no quise decírtelo, tú no pudiste verlos porque vinieron por aquí.
-¿Quién vino?
-Mi amor... lo siento.
-¿Quién vino?
-Los hombres.
-¡Los hombres! ¿Qué te hicieron?
-Vinieron y...
-Por favor mi reina ¿qué te han hecho?
-Llegaron, nos miraron a los dos y a mi... me marcaron. Mi amor, van a talarme.
-No puede ser ¿qué va ha ser de mí?
-Mi rey podrás ver por tí mismo cada amanecer, sentir directamente la brisa del Este, descubrir la luna y las estrellas que toda esta vida te he estado describiendo.
-Pero nunca me describiste la soledad.
-Lo sé.
-Tampoco tu ausencia.
-Tampoco.
-Jamás me describiste el dolor.
-Tú a mí tampoco.
-¿Dónde irás?
-Este invierno es muy frío y necesitan calor para sus hogares. Mira, ya vienen. Abrázame amor mío, que sean las caricias de tus ramas y hojas mis últimos recuerdos.
-Quizá pasen de largo.
-No mi rey, ven, abrázame.
-¿Tiene pereza?
-Mucha, como todos los días, pero se agarra a las nubes que hay más arriba para ayudarse.
-Muy cuco él. Cuéntame ¿cómo es el aire que sopla del Este y que tus ramas no me dejan sentir?
-Fresquito. Se nota que estamos en invierno.
-Otro invierno a tu lado mi amor, ya serán más de cien.
-Algunos más si terminamos este.
-¿Si terminamos este has dicho?
-Eso mismo he dicho.
-¿Y por qué no habríamos de ver la primavera?
-Ayer no quise decírtelo, tú no pudiste verlos porque vinieron por aquí.
-¿Quién vino?
-Mi amor... lo siento.
-¿Quién vino?
-Los hombres.
-¡Los hombres! ¿Qué te hicieron?
-Vinieron y...
-Por favor mi reina ¿qué te han hecho?
-Llegaron, nos miraron a los dos y a mi... me marcaron. Mi amor, van a talarme.
-No puede ser ¿qué va ha ser de mí?
-Mi rey podrás ver por tí mismo cada amanecer, sentir directamente la brisa del Este, descubrir la luna y las estrellas que toda esta vida te he estado describiendo.
-Pero nunca me describiste la soledad.
-Lo sé.
-Tampoco tu ausencia.
-Tampoco.
-Jamás me describiste el dolor.
-Tú a mí tampoco.
-¿Dónde irás?
-Este invierno es muy frío y necesitan calor para sus hogares. Mira, ya vienen. Abrázame amor mío, que sean las caricias de tus ramas y hojas mis últimos recuerdos.
-Quizá pasen de largo.
-No mi rey, ven, abrázame.